La violencia Juvenil
Educar
no es dar carrera para vivir,
Sino
templar el alma para las dificultades de la vida
Luz
Alviarez.
CONDUCTA
ANTISOCIAL Y VIOLENCIA JUVENIL
Tanto los padres como los profesores, los propios
compañeros y ciudadanos de a pie, se ven amenazados por las actitudes y
conductas violentas de algunos jóvenes. Campan a sus anchas por cualquier
parte: en la calle, en el parque, en el colegio, en el centro comercial.
A menudo la impotencia
y el medio impiden pararle los pies, los que les hace sentirse fuertes. Se
trata de un tipo de violencia que la mayoría de las veces queda silenciada.
Como mucho se comenta con las personas más
cercanas, a modo de desahogo. No hay denuncia. La sociedad nos muestra una de
sus peores caras cuando comprobamos la
frialdad e insensibilidad de esos jóvenes extremadamente violentos, pueden ser
calculadores y chantajistas. Se muestran impulsivos e irracionales. Sus
conductas anti sociales muchos factores pueden actuar como causa o detonante de
este tipo de conductas: los violentos juegos de ordenador, la violencia
gratuita en las películas, su presencia constante en las noticias (guerras,
violencia de género) y en el día a día.
Entre los jóvenes las conductas antisociales se manifiestan preferentemente en
varones aproximadamente en dos de cada tres casos que tienen edades de catorce
a quince años con Problemas familiares.
Entre las
características que resultan más significativas en este sentido encontramos las
siguientes:
- Frialdad, Insensibilidad,
- Baja Afectividad.
- Conducta irresponsable.
- Inestabilidad emocional.
- Hedonismo, y búsqueda de satisfacción inmediata.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Inconformismo.
- Ansiedad, tención.
- Impulsividad bajo autocontrol.
- Rebeldía, negativismo.
- Agresividad, irritabilidad, carácter violento.
Este perfil los lleva
a comportarse sin respetar o considerar los derechos de los demás. Su carácter
desafiante, manipulador, vengativo, son las consecuencias que habitualmente se
derivan de un perfil de este tipo. Se trata de una patología que en general precisa
de un ingreso en un centro especial, y de intervención bio-psico-social
especializada.
Maltrato y conducta violenta en el hogar
El maltrato infantil
es una triste realidad. Con una alta probabilidad, el adulto que agrede el menor padece serios problemas psicológicos
y personales. Pueden aparecer vinculados generalmente al consumo de alcohol o
drogas, a frustraciones personales, situaciones de desempleo, dificultades económicas
o crisis de pareja. A menudo hay antecedentes de violencia vivida en la propia
infancia.
Un niño que sufre la
agresión física de sus padres, o que vive la violencia entre ellos o los malos tratos de uno hacia el otro, irá
creciendo en un ambiente nocivo que tendrá consecuencias muy negativas en la
construcción de su propia personalidad.
El maltrato adopta
muchas formas. Puede ir desde la desatención en los cuidados básicos hasta las
graves agresiones físicas, pasando por los abusos sexuales. No podemos olvidar que
la violencia psicológica esta igualmente presentey qué es otra forma de
agresión que, en muchos casos, deriva también en violencia física.
La conducta del maltrato psicológico puede caracterizarse por
ser:
- Amenazante, violenta.
- Sobre exigente
- Dominante
- Indiferente
- Despreciativa
- Desvaloriza dora
- Irresponsable
- Desequilibrada
Son que, en sus
manifestaciones mas duras. Revelan claramente que nos encontramos ante un
comportamiento con el niño que puede calificarse claramente como inhumano. La
conducta violenta de los padres sirve a sus hijos como modelo a imitar. Con
frecuencia los malos tratos sufridos en el hogar convierten al niño a su vez en un maltratador en el colegio con otros
niños. La violencia se aprende y engendra más violencia. No debemos a autorizar
a consentir la violencia y la agresión entre los hermanos, ni educadores o, lo
que es peor, demostrarles que el uso de las fuerzas es algo legítimo.
En las relaciones
familiares es evidente que no todo va hacer armonía y felicidad. Es natural que
surjan discusiones, diferencias y criterios, pero es posible aprender aceptarlas
y resolver los conflictos de forma
civilizada, con dialogo y con respecto sin recurrir a la agresión.
Un
caso de violencia juvenil
Los medios de
comunicación se hicieron eco de un caso muy revelador: el de una joven que fue
secuestrada a navaja por varios menores de edad y fue victima de una violación
múltiple y posteriormente asesinada. La atropellaron repetidas veces y
finalmente, la quemaron. Los menores que se sentaron en el banquillo habían
sido detenidos anteriormente en más de setecientas ocasiones. La sociedad
quedaba perpleja ante la noticia. Un ensañamiento brutal por parte de un grupo
de menores hacia una victima indefensa, también menor de edad.
En muchos padres quedo
la sensación de impunidad, de injusticia sobre todo, de que algo muy grave
estaba ocurriendo, en nuestra sociedad, cuando podría darse en nuestro entorno
cercano un caso así.
La primera reacción de
unos padres que se encuentren ante una situación similar probablemente pase por
pensar en la aplicación inmediata de un castigo ejemplar, para evitar que dicho
acto puedan volverse a repetirse. Podemos dedicar gran parte de nuestra energía
y recursos a castigar, adoptando una actitud defensiva. En principios parece
lógico, pero tal vez lo mas urgente y lo que mejores resultados nos pueden dar
a largo plazo es educar y prevenir. Y la educación en el l entorno familiar cobra un especial protagonismo en
este sentido, la conducta individual parece a verse visto amplificada y
arrastrada por la influencia del grupo, que a podido ejercer sobre el joven un efecto de despersonalización,
potenciación de la asunción del riesgo y disolución de la responsabilidad.
Esos jóvenes esel
reflejo deuna realidad que están en la calle, en el día a día;presente en los colegios,
en los medios de comunicación, en los hogares. La conducta violenta en la juventud
esen gran medida una extensión, y a veces una copia, de la violencia social (la
violencia domestica, los casos de abusos y maltrato infantil, la
delincuencia…).
Agresión
física y acoso psicológico entre compañeros
La intimidación y el ejercicio de la violencia entre
iguales van en aumento, muchos jóvenes sufren indefensos la agresión
sistemática, tanto física como psicológica, de sus propios compañeros. De
formas reiteradas les insultan les amenazan. Son objetos de burlas, de rechazos,
de la humillación. Se siente solo a veces ante la indiferencia de otro que
presencia como son golpeados, amenazados, ridiculizados, vejados y humillados
sin hacer nada.
Se trata de jóvenes
que atemorizan y agreden con saña, que disfrutan viendo sufrir a su victima. El
joven que es victimade acoso es subyugado emocionalmente por las intimidaciones
y amenazas de su agresor. Pude vivir en un estado de indefensión, sumiendo en
la depresión, la angustia, el terror. Atrapados por sentimiento de vergüenza,
culpa, auto desprecio, puede barajar la idea de el suicidio como única
salida.
El acoso escolar es
una triste realidad que en ocasiones permanecen ocultas y silenciadas, lo que
nos debe poner ante posibles casosquese quedan a producir en el centro en el
que cursan sus estudios nuestros hijos.
La conducta prepotente
que muestran estos jóvenes en los centros educativos, aunque no siempre acurre,
probablemente se dejara ver igualmente en el hogar, con hermanos, y con amigos.
Los chicos recuren más
habitual a la violencia física. El acoso escolar es menos frecuente en el caso
de las chicas.
Representan
aproximadamente la cuarta parte de los casos, pero van aumento. Ellas utilizan
preferentemente la violencia psicológica, mediante la exclusión, el
aislamiento, insulto, y descalificaciones. Es necesaria la colaboración activa
de los padres con el centro educativo. Es preciso cortarlos de raíz,
extinguirlos y esforzar las conductas positivas. El joven debe disculparse
públicamente y en casos de reincidencias, hay que barajar el cambio de otro centro,
donde pueda comenzar de nuevo sin llevar colgado el cartel de violento, y donde
no dispongan del respaldo de su anterior grupo de “compinches”. Los padresdeben
advertira sus hijos que existe esta realidad, para que estén alerta y, en caso
de que se produzcan situaciones de
acoso, selo hagan saber.
En todo caso los padres pueden detectar algunos síntomas que pueden delatar
situaciones de este tipo.
- Tristeza y cambios de humor
- Aislamiento y perdida de amistades
- Cambios en la conducta
- Actitud de reserva; se muestra menos comunicativo
- Bajo rendimiento académico
- Rechazo a ir al colegio, absentismo escolar
Normalmente estos
chicos viven el fin de semana o la llegada de las vacacionescomo una liberación.
Ante una situaciónasí podemos animarle y ayudarle a recomponer su círculo
deamistades, propiciando la situación con nuevosamigos, preferente mente del
colegio pero también externos al centro escolar. Es preciso reforzar también su
autoestima y enseñarles algunas habilidades para relacionarse eficazmente. En
algunasocasiones abra que bajar la posibilidad de un cambio de centro. En
cualquier caso, y aunque nuestro hijo sea la victima del acoso escolar, debemos
igualmente aconsejarle para que no se convierta en un espectador ante estos
hechos. Su silencio y su pasibilidad pueden entenderse en una complicidadinadmisible,
que contribuirá a perpetuar la situación.
Debemos instruirle para que desarrolle su sentido de
justicia y su solidaridad. Para que ayude al más débil al que es tratado
injustamente. Para que se revele con valentía contra lo que es moralmente
inaceptable. Para que rechace la conducta indigna denunciándola y buscando
apoyo para poder dar respuestas colectivas alas mismas.
La recuperación de la
autoridad y la educación en valores, tanto en el hogar como en centros
educativos, puede ser la mejor vacuna el principal antídoto para prevenir y
anular aquellas actitudes y comportamientos que atenten con la dignidad de las
personas. Los centros educativos deben ser espaciosos, para el aprendizaje pero
sobre todo para la paz, el respeto y la convivencia.
La
autoridad del docente
Un niño que no ha sido educado correctamente en su casa,
probablemente será un alumno con problemas en el colegio. Lo que un niño vivey
aprende en su hogar adquiere tal peso, que con frecuencia resulta difícil de
modificaro corregir después en su centro educativo. Sus profesores y compañeros
de clases serán los primeros en acusar ese déficit educativo.
Si los padres que se posicionan contra de los profesores
terminan por mermar la autoridad del docente, es una autoridad que,
paradójicamente, luego les demandan. No tiene sentido que relegue con ellos la
formación de sus hijos y les exija responsabilidad pero, a la primerade cambio, los desautoricen y critiquen delante
de sus hijos.
La docencia es una profesión que requiere dedicación y
vocación. Hay excelentes profesionales de la educación que se esfuerzan día a día
para dar lo mejor de si mismo, continuamente para diseñar nuevos recursos
pedagógicos más eficaces, que se enfrentan dentro del aula a situaciones
verdaderamente más complejas. Los padres no tienen que compartir el criterio
educativo de todos los profesores, pero si tener en cuenta que estos merecen su
consideración y necesitan de su apoyo
incondicional para poder realizar educadamente su labor.
Los profesores han realizado diversos
estudios en centros educativos, que evidencian la presenciade violenciaen los
mismos. Losdocentessufren agresionesverbales psicológicas y físicas. Los
insultos y amenazas dedaños físicos por parte delos alumnosproblemáticos son
una realidad. Los profesoresacusan de motivación y problemas psicológicos
derivados de los elevados niveles de estrés de los que están sometidos en el
aula, presionados porla complejidad de su trabajo, por los propios alumnos, por
los padres de estos.
Se establecen como principales causas externas la actitud
familiar, la crisis de valores y los medios de comunicación. Sin embargo, la opinión
de los jóvenes resulta muy significativa. Mayoritariamente lo atribuyen a los
alumnos conflictivos. Algo más de la mitad lo achaca a la falta de respeto del
docente. Y casi la mitad considera quela causa puede encontrarse en la excesiva
permisividad delas familias.
Resulta sorprendente. Son los propios jóvenes los que
parecen estar reclamando más disciplina y autoridad por parte de sus padres.
Las investigaciones realizadas por INJUVE, el instituto de la juventud, son
coincidentes en estor resultados.
Según sus estudios, aproximadamente la mitad
delos jóvenes considera que sus padres son poco estrictos.
Padres permisivos y consentidores con sus hijos, que
probablemente han perdido su autoridad en el hogar pero que en algunos casos,
sin embargo, se sienten legitimados para desautorizar a los profesores. Y lo
hacen dando a sus hijos la razón por principio, amparando algunas conductas
injustificables e inaceptables, actuando como si fueran sus abogados. Salen en defensa de sus
inocentes retoños aunque, en muchos casos y por diversos motivos, desconocen la
verdadera realidadde sus hijos en la escuela. Pero se muestran dispuestos a
defenderles a capa y espada ante quien sea.
Si ala falta de autoridad de los padres le añadimos la
desautorización del docente, no es extraño que las cosas no funcionen como
deberían. Los jóvenes saben aprovecharse bien esos vacíos.
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